Experimentar la calidad de Ser en el día a día

Experimentar la calidad de Ser en el día a día

12/02/2023 2 Por Alias_Sanscrito
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      Lo que voy a relatar ahora nos enseñará una cosa importante que no hago más que decir en este blog, y es la necesidad de estudiar. A lo que quiero llegar con esto es que es necesario el estudio (saber, conocer) y la reflexión para poder entender lo que nos ocurre.

Hace unos años tuve una experiencia muy especial, extraña y sin explicación en aquel entonces, que ahora (con todo lo que yo sé) sospecho que fue una «experiencia del Ser».  

Vamos con la experiencia…

Contents

Un proyecto desastroso

Hace unos 17 años (corría el año 2005) yo trabajaba para la Administración, y se me encargó llevar un proyecto informático, cosa que hice y dediqué algunos meses a él. Pasado un tiempo, sufrí un accidente y me rompí una pierna. Tuve que cogerme la baja y tardé 7 meses en recuperarme. Durante la baja no supe nada de la marcha del proyecto, que logicamente fue pasado a otros compañeros pero, al volver e incorporarme de nuevo al trabajo me comentaron que sólo quedaban 15 días para la última fase del proyecto y me ofrecieron «retomarlo». Yo estaba muy «acomplejado» o me sentía culpable por no haber podido trabajar durante 7 meses e, inmediatamente y casi sin pensarlo, tomé de nuevo las riendas del proyecto, sin darme cuenta de que había muchas cosas que yo no conocía y que podía malograrse, debido al poco plazo de que disponía.

Las cosas salieron fatal, el proyecto fue un desastre y sufrimos reuniones degradantes y broncas por parte de la superioridad. Todos nos sentimos muy afectados. Yo no podía en aquel momento ver con claridad, pero mi error fue haber tomado la responsabilidad de algo que a todas luces ya no me correspondía haber llevado a mí, tras una baja tan larga. Pero el ego tiene esas cosas y juega esas malas pasadas… (el ego es también el miedo, la culpa y la responsabilidad).

 

Un lugar sin dolor

Recuerdo que esa tarde, tras la reunión con la Directora General, salimos de su despacho y volvimos a nuestro pool a lamernos las heridas. El dolor que sentía era enorme. Hablo por mí, ya que no compartí esto con mis compañeros. Describo mis sensaciones:

«Me acerqué a la ventana. Mis pensamientos eran tristísimos y la sensación era de un dolor profundo, tan fuerte que me dolía el pecho intensamente y con un dolor insoportable físicamente hablando. Ya digo que me acerqué a la ventana y, al hacerlo pasó por mi cabeza abrirla y tirarme por ella. Inmediatamente descarté tal cosa y, como el dolor era tan fuerte, y algo sabía del cuerpo emocional, me centré en observar la sensación del pecho y ver de donde procedía, cual era su origen, qué podía sacar de su observación…».

«Me puse a mirarlo con atención y sucedió algo imprevisto. Me di cuenta de que la intensidad del dolor era tal que estaba disociándome y que podía observar el dolor como si no fuera mío, y haciendo eso, de repente me encontré completamente bien, el dolor de pecho se había esfumado, la sensación de miedo y de preocupación me abandonó totalmente y mi estado era de absoluta calma y bienestar. El miedo y la tristeza habían desaparecido, el problema permanecía, obviamente, y lo sabía, pero el dolor, la molestia, el miedo, la tristeza…se habían ido y me encontraba sereno, estable y ecuánime. Sabía que las circunstancias que me rodeaban en aquel momento eran las mismas, que mis compañeros y yo estábamos hundidos moralmente pero, a la vez, había encontrado un estado en el que era y me sentía tranquilo, estable y sin problemas como nunca antes lo había estado«.

Mi sorpresa fue mayúscula, no podía creer que hubiera conseguido ese estado. 

«Estuve así unos cinco minutos más, maravillado de cómo era posible haber conseguido salir de esa situación tan dolorosa y desagradable que solo media hora antes me hacía pensar en el fin del mundo».

La experiencia fue nueva y tan especial que, casi veinte años después, no la he olvidado y ahora la identifico con una experiencia de la presencia del Ser. 

Comentarios a la experiencia

Esto que he relatado lo había «olvidado» y me ha venido a la memoria tras hablar con una persona que me estuvo contando cómo fue el día en el que murió su pareja de un accidente. Como la sensación que me describía era similar, he recordado lo que acabo de relatar.

La primera cuestión importante: ¿por qué estudiar marca la diferencia?.

Desde mi punto de vista, estudiar cual es la estructura del ser humano nos enseña que tenemos 5 cuerpos y, dando energía a todos ellos. está el Ser. Pero las emociones, los pensamientos, el dolor, la energía, etc… están en los cuerpos, mientras que el Ser es sólo «percepción», ausente de todo lo demás. 

Si no estudiamos eso, tenderemos a atribuir al Ser «cosas» que corresponden a los cuerpos. 

¿Qué importancia tiene esto?: los cuerpos son pasajeros, son finitos, son limitados, están en el tiempo y el espacio. El Ser no lo está. Si esto no se sabe, podemos equivocarnos en la identificación de las cosas.

Trascender las limitaciones no es algo que se consiga con los cuerpos, sino con el Ser, porque no se encuentra en esta dimensión, aunque pueda mirar en ella. 

La segunda cuestión importante: La sensación de plenitud. Ausencia de dolor (o sea, la sensación de felicidad).

De hecho, lo único que sentí en esa ocasión fue tranquilidad, quizá mezclada con algo de sorpresa. Qué duda cabe que tal percepción pudo consistir en un autocontrol exagerado de las emociones (miedo, dolor) y quizá no tuvo nada que ver con el Ser. 

Pero, como ya he dicho en alguna otra ocasión, al Ser se le reconoce por sus tres características: Sat, Chit, Ananda, (Satchitananda(सत-चित-आनन्द): Ser-Conciencia-Alegría, el estado de samadhi) y son ellas las que nos deben guiar a la hora de identificarlo. Sabemos que el Ser siempre está presente en nuestro proceso de percepción, porque es el primer eslabón de la cadena (o el últímo, según se mire). Pero es que en el «mirar» ordinario, es casi imposible eliminar los cuerpos emocional y mental, que actúan siempre y están ahí como filtros «dando color» a la percepción. 

Por tanto, un buen indicio de que la mirada se hace «sin los cuerpos» es que estos ya no colorean la percepción y esas emociones han desaparecido. «Nos hemos quitado las gafas» equivale a decir «he mirado desde el Ser».

Y otro indicio muy importante es sentir alguno de los tres «rasgos» del Ser, no lo olvidemos. Mediante ellos podremos confirmar que estamos donde creemos estar.

La tercera cuestión importante: no desdeñes los otros «rasgos» o características del Ser, entre ellos la característica «Chit» o «Consciencia» o «Sabiduría». Hay muchas personas que la sienten mucho y desde jóvenes y, generalmente, los demás la atribuyen a «la ignorancia es atrevida» o al «es un sabelotodo», porque muchas veces es una sensación muy fuerte y procede de una conexión directa con el Ser. 

La cuarta cuestión importante: la cadena de percepción puede haber cambiado, y en la nueva nos podemos haber «saltado» alguna faceta de la mente. Debemos estar muy atentos a qué emociones se «intercalan» en nuestra percepción. Si las eliminamos, limpiamos de algún modo dicha cadena y aclaramos lo que pudiera ser el Ser. Recordemos que: cualquier pensamiento o emoción no procede del Ser, sino de los cuerpos sutiles.