El conocimiento del Ser – Tattva Bodha (versos 45, 46 y 47)

El conocimiento del Ser – Tattva Bodha (versos 45, 46 y 47)

28/02/2020 0 Por Alias_Sanscrito
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https://sanskritdocuments.org/doc_z_misc_major_works/tattvabodha.html

Para consultar los versos en sánscrito/devanagari, por favor acuda al enlace de arriba.

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Contents

La evolución del aspecto Sattwa. Antahkarana, la mente.

Verso 45. La formación del Antahkarana.

 

De estos cinco grandes elementos,
de su aspecto sátvico total

la mente, el intelecto, el ego y la memoria
es decir, se forman los instrumentos internos.

Verso 46. Funciones del Antahkarana.

 

La mente es de naturaleza indecisa;
el intelecto (Buddhi) es de naturaleza muy decisiva;

el ego tiene la característica de «hacer el bien»;
y la memoria gobierna el pensamiento y el recuerdo.

Verso 47. Deidades del Antahkarana.

 

La Deidad de la mente es la Luna;
el de Buddhi es el Creador;

el del ego es Rudra;
y el de la memoria es Vasudeva.

 

Hemos hablado muchas veces en este blog de los aspectos o facetas de la mente. Sabemos que está formada por Manas, Chitta, Buddhi y ahaṃkāraḥ, es decir, respectivamente: la mente que procesa las entradas y salidas de información, la memoria, el intelecto discriminativo y el Ego.

Vedanta profundiza en la mente más que la ciencia occidental. Para el vedanta, la mente dispone de una serie de facetas o categorías, o funciones, sin diferenciación física, pero sí funcional:

  • Manas (मन): es la parte de la mente que se ocupa de procesar los estímulos procedentes de distintas fuentes, ya sean las emociones, los objetos, los pensamientos, el mundo, etc, y reacciona a ellos respondiendo de forma automática.
  • Citta (चित्त): es la memoria.
  • Buddhi (बुद्धि): es el intelecto discriminativo.
  • Ahamkara (अहंकार): el ego, o la idea del yo personal.

La percepción occidental de la mente (como un bloque sin separación funcional) interpreta de manera incorrecta las instrucciones y enseñanzas orientales cuando se dicen cosas como «controlar la mente» o «parar la mente». Se tergiversa esta idea de que la mente es el problema y que debe ser «limitada» o destruida, en los casos más exagerados.

Manas es esa mente incansable. Es la faceta encargada de procesar estímulos y responder a ellos. Manas se caracteriza por la duda, la curiosidad y la incapacidad de decidir. Está marcada por el impulso y la reacción.

Citta es la memoria, a corto, cortísimo, largo y larguísimo plazo. Está siempre funcionando recogiendo (memorizando) y extrayendo recuerdos, que envía a Manas. Si no hay una correcto entrenamiento, Manas reacciona continuamente ante los estímulos procedentes de la memoria (y los externos).

Si entendemos la mente desde el punto de vista del Vedanta, como un sistema operativo con cuatro funciones o facetas, ese problema deja de ser tal, y pasa a ser la solución, porque usando dichas funciones de manera adecuada, unas funciones pueden limitar o controlar a otras. De hecho, la mayoría de las veces el problema estriba en un funcionamiento descontrolado de Citta, memoria, enviando estímulos a Manas, y otro funcionamiento descontrolado de Manas respondiendo sin tino a los estímulos de Citta. Esto no acabaría, seguramente, si no fuera el factor discriminativo (Buddhi) quien pusiera fin a este círculo vicioso, bien mediante un entrenamiento de la atención, o bien mediante una decisión tajante de no atender a ciertos estímulos.

El Ahamkara o sentido del ego: este es el pensamiento único de «Yo soy» que está asociado a cualquier otro pensamiento que pase por la mente. El ego-pensamiento se identifica con estos pensamientos y se convierte en una compleja conciencia del ego con su propia identidad. Se identifica con los otros pensamientos y se agranda según el grado de apego o identificación con esos pensamientos. Es este pensamiento Ahamkara el que
llama cosas con referencia a uno mismo, es decir, «mi casa, mi esposa, mi familia, mi país» y así con todo. Así es como el ego se hace cargo de todas las funciones de la mente y mantiene al Ser fuera de la imagen.

Para el Vedanta, la única manera de alcanzar la iluminación (moksha) es usando la propia mente para averiguar cual es nuestra verdadera naturaleza. Es decir, usar la mente para conocer la verdadera naturaleza de la misma: que es un reflejo de la consciencia, o atman (आत्मन्).

Bien, y ¿cual es la postura de Vedanta sobre nuestra mente y sobre nosotros como sujetos?… que nosotros somos consciencia que observa el mundo. Y que tal consciencia, Atman, nunca puede ser observada, ni está sometida al tiempo y al espacio, que es eterna, nunca nació ni morirá, ni tiene atributos, ni desea ni quiere nada. Esa consciencia usa como vehículo espacio-temporal nuestras existencias terrenas, y se manifiesta en nuestra mente y en nuestros cuerpos, conforme a unas reglas divinas y a un orden cósmico, que hacen que estemos ejerciendo unos papeles (personajes) muy concretos. Esos personajes lo son en base a una creación de nuestra mente, el ahamkara o ego, que no es más que una serie de pensamientos que sostienen una idea: el ego. Ese ego, para empezar, se encuentra separado del resto. Esa separación produce mucho dolor e insatisfacción.

Pues es gracias a ese ahamkara por lo que empezamos a buscar y a indagar la causa de la infelicidad. Porque recordemos que Atman, el Ser, no hace más que existir y dar vida al resto, pero no es operativo. Así que el ego es muy necesario y cuanto más dolor más boletos tenemos de realizar el objetivo de la liberación, moksha. Por tanto no se puede decir que el problema es tener ego, sino que el ego es también el instrumento para liberarse. Pero el ego no desaparece nunca, más bien, los liberados saben que existe y cómo han de comportarse con él.

Así que Vedanta nos enseña que ese ego, lo que se suele conocer por el «muñeco» o personaje que uno hace en esta vida, es el medio a través del cual se expresa Atman, o sea, Dios, Ísvara, y que realmente no existe. El problema es que nosotros nos identificamos (la mente se identifica) con tal personaje como algo real.

Otras identificaciones nocivas y que el vedanta enseña a superar, son las que se hacen con Manas y Citta. Uno debe saber que esos órganos funcionan así, pero no se pueden parar, igual que no se puede parar el corazón en su bombeo de sangre. Pero si uno se identifica con el contenido de Manas o de Citta, y lo hace suyo, entonces el individuo cobra corporeidad. El problema es decir «Estos son mis pensamientos», es decir, que el ahamkara haga suyos tales pensamientos. Al igual que los recuerdos. Uno debe ser consciente de que tales cosas, pensamientos, recuerdos, existen, van y vienen, desaparecen y tal… pero no afectan al Ser o Atman, que está situado aparte, como mero observador. Solo si nos identificamos con ellos, como sujetos, como ahamkara, sufrimos.

Para evitar tal identificación usaremos otra de las facetas o categorías de la mente: Buddhi. mediante ella, sabemos que tal o cual pensamiento existe, pero no es nuestro. Podemos, mediante Buddhi, atender a otro sitio, o dejar de atender a un cierto recuerdo. Por lo tanto, Buddhi es la solución al problema que decíamos de «dejar parada la mente». La solución no consiste en parar nada, sino más bien en atender conscientemente a lo que hay que atender y desatender lo que debe ser desatendido.

Para eso, es necesario saber qué estímulos han de entrar en nuestras neuronas o sentidos, no se puede mirar cualquier cosa, sin que se produzcan efectos. Así que la primera decisión de Buddhi debe ser atender a lo que se debe atender fuera de nosotros. Segunda decisión de Buddhi, atender a lo que se debe atender dentro de nosotros, saber filtrar pensamientos, emociones y recuerdos. Poco a poco, mediante la operativa correcta, Citta dejará de enviar contenidos fuera de tiempo o lugar, Manas, hará lo que deba hacer según su naturaleza, pero Buddhi atenderá a lo que deba atender, y nuestra mente será más manejable o más estable.

Mediante Manas es imposible tomar decisiones. Es una faceta de la mente atenta a los estímulos, muy rápida en procesarlos y nada más. Si se deja que funcione alegremente, estamos perdidos, porque nos agotaremos y no obtendremos nada de la vida. El problema de Manas es la dispersión, si no le ponemos freno.

Mediante Chitta lo mismo. Nos da ventajas como la memoria, pero puede resultar abrumadora. El problema de Chitta es la distracción y las emociones incontroladas.

Buddhi sí nos permite hacer un buen trabajo, puesto que es la mente discriminativa. Podemos decidir cosas: ahora atiendo a esto y a aquello, a hora no. Ahora tomo decisiones… es la clave de nuestra evolución, de nuestro bienestar, de nuestro aprendizaje.

Saber usar las 6 virtudes nos ayudará a manejar correctamente las facetas de la mente, recordamos lo que hemos visto en otras entradas del Blog:

  • Shama: esta es la virtud más importante para el principiante. Consiste en la tranquilidad y estabilidad mental, que se consigue mediante la erradicación de las vasanas o deseos. Mediante la desconexión de los sentidos (indriyas) la mente se enfoca en la fuente primigenia. Hay que tener en cuenta que la mente (y animamos a leer otros artículos de este blog en relación con esto) que la mente es el cochero del vehículo, es el órgano que controla los sentidos. Controlando y apaciguando la mente obtenemos el flujo deseado de información y podemos llegar a conseguir la estabilidad mental deseada.
  • Dama: es el control de los sentidos, mediante un uso razonable de los mismos. Una mente equilibrada, unos sentidos equilibrados, pueden llevarnos a una existencia equilibrada. Atención y elección adecuada de lo que nos entra por los sentidos, deberían conseguir una vida dominada por la atención interior y no por la exterior. Es decir, hay que conseguir el uso de los sentidos, pero no el abuso. Dama y Shama deben trabajar juntas.
  • Uparama: o Uparati, es la renuncia voluntaria a dejarse llevar por los sentidos, por la sensualidad. Viene de forma automática tras la práctica reiterada de Shama y Dama.
  • Shraddhaconsiste en una fe intensa en las palabras del guru y en los dichos de las escrituras védicas y, sobre todo, en uno mismo. Esto no es fe ciega. Se basa en razonamientos precisos, en evidencia y experiencia. Entonces solo puede ser una fe duradera. Es la más importante de las virtudes, porque es la que mantiene viva la fuerza del estudiante de vedanta, impidiendo que la mente divague en creencias irracionales.
  • Titiksha: Es la paciencia. Es la capacidad de soportar el dolor y en realidad de mantenerse en el medio entre los opuestos dolor-placer. Huir de los opuestos como frío, calor, placer, dolor, etc… Sri Shankara lo define de la siguiente manera: «Soportar todas las aflicciones sin preocuparse por remediarlas, estando al mismo tiempo libre de ansiedad y sin lamentarse». Es decir, no se trata de zafarse del dolor, sino de soportar con estoicismo el dolor cuando llega y sin quejarse. Y no buscar exclusivamente el placer.
  • Samadhana: A través de las prácticas anteriores, el mumukshu obtiene un equilibrio mental que le enfoca en ātman y no en los objetos exteriores. Con la meditación en silencio y en soledad se adquiere una gran práctica de enfoque y se consigue poca distracción. No obstante, es en sitios ruidosos y con bullicio donde uno debe practicar la atención y todas las virtudes.